Camino de Poniente de Cádiz 2017

 

119 km, 162482 pasos, cuatro días de Camino, un sueño realizado.

Atreverse a hacerlo, y hacerlo. La vida se enriquece con la materialización de pequeños, medianos y grandes retos: abrir un negocio, mudarse de casa, cultivar un huerto… hacer un Camino.

Este sueño nació hace un par de años, paseando de Tarifa a Bolonia con mi amiga Carolina. Pensamos que sería genial hacerlo hasta Cádiz. La costa del poniente gaditano ofrecía paisajes bellísimos, y aunque conocíamos ya muchas playas, como el Palmar, Conil, Los Lances, Zahora… había otros muchos tramos que no habíamos visto, que estaban esperándonos ahí, hermosos, seductores como cantos de sirena.

La ruta la hicimos en cuatro días, a una media de 31 km al día. Describo el itinerario, por si hay alguien que me lea y quiera hacerlo. ¡La iniciativa es muy recomendable!.

Etapa 1: Tarifa (centro) – Zahara de los Atunes. Total 32 km

Fue con diferencia el día más duro, y a la vez el más bonito de todos. Hay pocos sitios en el mundo que me gusten tanto como esos tramos de costa entre Valdevaqueros y Bolonia. La materialización de la perfección.

Salida del hostal Villanueva, Tarifa

Salimos temprano, como a las 8:00. Desayunazo en el Bianco en Tarifa – buen sitio -, y p’alante. Nos pusimos pantalón largo y nuestras polainas, «las Mazinguer», o también “las Comando G”, previendo los fuertes vientos que habían anunciado. Se esperaba el mayor levante desde hacía muchos años. Eso no nos paró. Paseo marítimo, y pronto continuamos por un sendero que se adentra en Los Lances. Hay un momento en que te metes entre parcelas, hay perros, ganado… es mejor continuar por la playa, porque si no, llegas a una ratonera, como nos pasó a las mendas. Tuvimos que saltarnos una verja, y sortear mucha agua. Por la playa hubiese sido mejor. Pasas la Punta de la Peña, y llegas a la ensenada de Valdevaqueros, un paraíso. Como era miércoles de abril, no había apenas nadie, solo unos cuantos guiris afortunados haciendo windsurf. Era un día ideal para el windsurf, y demasiado ventoso para el kite. Hubo momentos simpáticos en que parecíamos cabras mareadas, trepando por las rocas al son del levante; el peso de las mochilas no ayudaba…

Cruzando vestigios del pasado

Walking, walking, walking

Playa de Los Lances, Tarifa

Pasada la explanada y la duna, y sin haber parado en el Tangana a por la sagrada cervecita, por miedo a que el Levante aumentara (que lo hizo…), nos adentramos en ese pedacito de paraíso de Cádiz: de Punta Paloma hasta Bolonia. Kilómetros de calas de arena blanca y aguas cristalinas, el color azul propio de Caribe, el agua mansa, las piscinas naturales en las rocas, el bosque de pinos observándonos, el Nirvana. Si alguna vez me pierdo, que me busquen allí.

Verde y azul

En Bolonia comimos en el Hostal Ríos y nos trataron como a reinas. ¡¡Nunca una cerveza supo tan bien!! Quitarte los zapatos tras hacer 20 km por playa es el planazo. Y qué buen humor se despacha… De pronto aparece un individuo del fondo del mar, cual Poseidón, en neopreno, medio gaditano medio belga, con un cinturón lleno de calamares colgantes. Risas con él, e intercambio de buen rollo.

Ese merecido descanso

El neptuno con calamares

A ver cómo cruzamos la zona militar…

Esa duna de Bolonia

Tras la pausa, atravesamos la duna por la parte trasera, y nos metimos en terreno desconocido. No sabíamos bien por dónde tirar, pues ese tramo de costa entre Bolonia y Atlanterra es zona militar. Así que atravesamos una hilera de casas, (unos hippies nos indicaron un pequeño caminito entre predios, muy mal señalizado) y una vez atravesada la valla, cogimos una carretera que subía hasta el mirador del faro de Camarinal. Ahí no sé si nos equivocamos… Según nos dijeron luego, se puede atravesar la zona militar sin problema, parece que no ponen pegas. Nosotras llegamos subiendo al mirador, y, por seguir y seguir, seguimos hacia arriba hasta por lo menos 1 km más allá. Hicimos kilómetros de más, pues mucho antes hay un sendero a la izquierda, el Camino del cabrero que le llaman, que lleva directo al faro, nuestro objetivo.

Camino del cabrero… y cabras

Playa de El Cañuelo, entre Bolonia y Zahara, desde El faro de Camarinal

Al faro llegamos agotadas … kit kat de higos secos, almendras y cerezas pasas (reposición de azúcares), y otras cuantas risas liberadoras de estrés. Vista increíble de la playa de El Cañuelo, que es hermosísima. (Por fin sé de dónde puede venirle el nombre al garito remediano). Bajada a la Playa de los Alemanes, en Atlanterra, ¡¡ pero qué pasada de casas!!. Hacía tiempo que no iba por allí, ¡y cómo ha crecido el niño!. Alguien en Tarifa se debe estar forrando a base de vender parcelas para construir mega chalets a gente podrida de dinero… Casas de 2.500 m2, con jardines espectaculares, videovigilancia, portones de acero cortén, ventanales gigantes, cubiertas vegetales, piscinas infinitas… Las casas son dignas de la revista AD.

Cuando llegamos a Zahara, a los apartamentos ZHR1, estábamos tan cansadas ¡que no podíamos casi ni hablar!. Con lo amable que era la chica de recepción, ninguna le hizo mucho caso. El apartamento, muy recomendable. Cenita gustosa de lasagna, musaka y pizza de súper, bien baratito, como debe ser.

¡¡¡Y qué agusto te quedas después de hacer 32 km y llegar y ducharte y cenar!!! Repaso mental de todas las bellas imágenes guardadas en nuestras retinas a lo largo del día.

 

Día 2: Zahara de los Atunes- Playa de Zahora. Total 27 km

Salida de los apartamentos ZHR1

Comienza el día con alertas de fuertes vientos, con ráfagas de 80 a 100 km/ hora, aviso de posible huracán, llamadas de teléfono de familiares advirtiendo… ¡un cuadro, vamos!. Esto hace que el grupo se plantee la viabilidad de andar. Pero entre todas decidimos que debíamos darnos una oportunidad. «Pongámonos en camino y veamos si somos capaces… ¡vamos a intentarlo!».

Maravillosa Zahara

Y tuvimos nuestra recompensa: la playa entre Zahara y Barbate, llamada del Retín, por la sierra que la observa, es una de las playas más espectaculares que he visto nunca, y encima, al ser el día más ventoso posible, no había un alma, por lo que la ruta fue doblemente hermosa. Cierto es que hubo momentos en los que el viento nos azotaba tanto, que nos tambaleaba. Un par de veces incluso nos tuvimos que tirar al suelo por miedo a que nos derribara… pero fue una experiencia inolvidable.

Nos cruzamos con un grupo de petados militares que parecían salidos de Top Gun, que nos miraron como si fuésemos extraterrestres…más risas.

Llegando a Barbate

La llegada a Barbate, cómica, por ese puente las cuatro mochileras pegando cambayás, los coches dirían «donde irán estás cuatro locas…». ¡Locas, pero muy resueltas! como unas señoras, nos fuimos derechitas a El Campero, a pegarnos un homenaje del túnido de almadraba. Como siempre, in-des-crip-ti-ble la comida de allí…  Pedimos tapitas, para no alterar demasiado el presupuesto de la semana; la mejor, las tostas de atún con trufas: ¡Uffffff, no sabíamos si llorar de placer o ponernos a hacer coros de gospel…!

Delicia de atún

El Campero, Barbate

Tras rezar por dos horas devotamente en el templo del atún, y a vivir en directo el huracán saliendo de Barbate (ufff), volvimos a enfundar nuestro avatar plebeyo, y pusimos ruta al pinar de la Breña, un sendero de los más bonitos que se pueden hacer por la zona, pues combina bosque y vistas constantes al mar. Nos cogió la tarde soleada, se notaba algo menos el viento, y fue un auténtico placer.

No words

Pinar de la Breña, Barbate

El gran azul

Mariló forever

Llegada a Los Caños, y parada en Las Dunas, en el camino al faro de Trafalgar. Lo que iban a ser un par de cervezas acabaron siendo más de 20… momento memorable, de risas sin parar, ¡pero qué bien sientan las cervezas cuando uno se las gana!

¡¡Nos las ganamos!!

Llegada ya de noche, tambaleándonos, pero esta vez no por el viento. Hostal Los Pinos, ¡estupendo!. Cenita de picnic en la habitación del hotel. Más confidencias a media noche… ésas, que no falten.

 

Día 3: Zahora – La Barrosa. Total 33 km

Salida del Hostal Los Pinos

Una etapa sobradamente conocida, al menos hasta Roche. Al hacerla de una vez tomas consciencia de la diversidad de paisaje que ofrece. El día además estaba nublado, del tipo de nublado que otorga un color al mar muy especial; había una luz fantástica.

Playa de Castilnovo, entre El Palmar y Conil

La primera etapa es la playa del Palmar y la de Castilnovo hasta Conil. Ese día nos cogió algo más holgazanas, e hicimos una parada más larga de la cuenta para almorzar y hacer un poco el tonto en el pueblo, como se demostró cuando llegamos a los Apartamentos Al Sur, casi a las diez de la noche… Nos pusimos a buscar la insignia oficial del viaje, un atún, of course!. Igual que el camino de Santiago tiene una vieira, ¡el Camino de Poniente de Cádiz tiene su propio atuncito de almadraba!. Felpitas para el pelo, y comida en La Tasca de Juan, menuda ensaladilla de pulpo rica. Y un vinito blanco delicioso: Chiclanero semidulce de Bodegas Collantes.

Sesión de fotos en la playa de la Fontanilla, la marea baja, ¡la playa bellísima!

Playa de Conil

Una paradita… en La Fontanilla

¡Qué luz!

Nos llovió llegando a La Fuente del Gallo, así que hicimos paradita en el hotel Flamenco, a chuparles electricidad para recargar móviles, y descansar nuestras castigadas espaldas amochiladas.

Y de ahí, sin descanso, recorrimos la Cala del Aceite, el puerto de Conil y los acantilados de Roche, la playa de Roche, el Nuovo Sancti Petri, y por fin, la playa de la Barrosa, ¡enterita! ¡Parecía que nunca íbamos a llegar! Qué preciosidad de atardecer vimos, estampas inolvidables, hasta caballos (con personas encima) en la arena, y correlimos buscando insectos que echarse a la boca. Especial mención, la trepada desde la Cala del Aceite hacia el acantilado, ahí dimos sobradas muestras de que somos unas verdaderas jabatas… y otra vez, qué risa María Luisa…

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Andando hasta el atardecer

Esa noche estuvimos en la cafetería del hotel o apartamentos turísticos Al Sur; por cierto, nos encantó la habitación, qué suerte poder ir en temporada baja a estos sitios, y que te cueste un súper apartamento con dos dormitorios, dos baños y un salón con un sofá cama, 95€… Otro motivo para hacer esta ruta en esta época del año.

 

Cena tras la paliza

Día 4: La Barrosa – Cádiz. Total 27 km

El día que salimos más tarde, el cansancio se va acumulando.

Salida de apartamentos Al Sur, en la Barrosa, con foto un tanto borrosa : )

Pusimos rumbo al norte por el bonito parque que separa La Barrosa de la playa de Sancti Petri. Esa playa llena de conchas y de arena, que no veas como pica en las piernas cuando sopla el viento. Aquí ya teníamos algunos problemas con el calzado y las ampollas, por lo que por fin sacamos las sandalias, ¡y el biquini! YUPIIII. Fue el primer día que nos hizo una temperatura razonable, y estábamos deseando, nosotras, que habíamos soñado este Camino tantas veces en los meses previos, y nos habíamos visualizado descansando tendidas al sol … ¡claro, que en esas circunstancias difícilmente habríamos conseguido llegar nunca a Cádiz!

Sancti Petri es un sitio mágico. En las cercanías se erigió un templo fenicio al dios del comercio Melkart, y más tarde el Castillo de Hércules, y por fin de Sancti Petri, tan elegante en el islote en medio del mar. Y el poblado de antiguos pescadores, ahora de aspecto fantasmal.

Conseguimos que de una escuela que hace canoa y kayac, nos cruzaran en una Zodiac a la costa opuesta del Caño, hacia la Punta del Boquerón, ya considerada playa de Sanlúcar. Atravesamos esa especie de península que tiene un aura mágica. Vimos restos de ruinas fenicias, y nos empapamos de la historia antigua de Gades.

En Zodiac cruzando el Caño

La otra orilla

Entre ruinas

Desde la Punta del boquerón, esa playa de Sanlúcar es preciosa, e interminable. Parece increíble que esté tan cerca de Cádiz y Sanlúcar, y tan virgen. El mar turquesa siempre a nuestra derecha, nos recuerda que caminamos rumbo al norte.

Ese pedazo de equipo

Llegamos a la zona militar, que como un gorila de discoteca nos interrumpe el paso de forma descortés. Aquí hubo otro momento crítico de Gran Hermano. Que si cogemos el bus, que si no vamos a poder atravesar, que si no tenemos ni idea de adónde vamos… Finalmente gana nuestro afán de aventura y nuestra determinación por llegar a pie a Cádiz, frente a las ganas de cervecitas un sábado a medio día en la capital, y el cansancio acumulado. Y ahí que nos metemos en una ruta que se llama Salina Tres amigos- Río Amarillo,  que está deficientemente señalizada (señores de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, tomen nota…). Y el problema es que te ponen un plano, pero no te lo sitúan en el conjunto costero, por lo cual no sabes si el final del itinerario acaba cerca o no de la playa. ¿Qué nos pasó? Pues que hicimos el itinerario, y cuando llegamos al final, nos encontramos en medio de las Marismas de Bahía de Cádiz, bastante lejos de la playa de la Cortadura, en Cádiz, nuestra meta.

¿Y qué hacer? Opción uno, volverse por el camino, y tratar de rodear la bahía por el puente de Carranza. Opción dos, cruzar a lo bestia por las marismas, con dos cohones. Por supuesto, optamos por la solución más temeraria, aún a riesgo de acabar hundidas en arenas movedizas, como el desdichado caballo de Atreyu, – uno de mis traumas infantiles – ; o de morir con nuestras barrigas abiertas y nuestras vísceras desparramás, tras un ataque en barrena de gaviotas enfurecidas por haber perturbado su paz milenaria…

Afortunadamente nada de eso pasó, y sólo tuvimos que lamentar mucha mierda en los zapatos, muchos arañazos en las piernas, incluso con las Mázinguer, y mucho comernos el coco para sortear los infinitos caminos de agua que encontrábamos en la zigzagueante salina. Por supuesto, todo aderezado con momentos gloriosos de cachondeo sublime.

Con el ejército hemos topado

Ahí, atravesando la marisma…

Coronación de la autovía…

Lindos pies…

Tras por fin coronar el terraplén de la autovía (veáse foto magnífica del momento), enfilamos la playa de la Cortadura como si no hubiese un mañana. Había que encontrar YA, pero YA YA YA, algún sitio para descansar tomándonos una maravillosa cervecita. Ese día no habíamos comido desde el desayuno, salvo unas manzanitas y unas tristes almendras.

Fuimos Maruja y yo quienes lo divisamos a lo lejos, como un espejismo. No creyendo en tanta suerte, al principio dimos por hecho que era un club de surf y nada más. Pero conforme nos fuimos acercando, nos dimos cuenta de que aquellas formas inciertas ¡bien podrían ser mesas y sillas! ¡era posible que hubiera un bar!!!. Como caballos que van llegando a su cuadra, hicimos los últimos metros a 30 km por hora. Y allí que nos despachamos bien, y no sólo cayeron cervezas, sino también mojitos. ¡Había que celebrar que habíamos llegado a Cádiz!

Llegada a la Cortadura

Por fin…

La entrada por la Avenida… fue hilirante, sólo comparable a los que sientes entrado en la calle Franco en Santiago, terminando ya el Camino (del susodicho). Por favor, ese video…

Llegamos a nuestra morada de esa noche, La Casa Morada, sitio muy cool, y de allí a El Balandro, en la barra, como marquesas… ¡¡y por fin pintaditas!!.

 

DOMINGO EN CÁDIZ

Y con un domingo de clima espectacular,  ya sin Levante (ya no tenía sentido, habíamos llegado a Cádiz, no necesitábamos el empuje del viento), dando un paseo por el precioso centro, con parada obligada en la catedral, ¡y foto!, y terminando en la playa de La Caleta, dimos por concluido esta aventura senderista, que de bueno lo tuvo todo y de malo pocas dosis, que de paisajes y momentos y escenarios y risas , miles de risas, estuvo lleno el Camino del Poniente de Cádiz 2017.

Itinerario en formato digital 0.4

Llegada a la catedral de Cádiz

Playa de la Caleta

We are the champions

Post Data/ Quisiera agradecer a Sonia y a Gustavo la ayuda que nos prestaron al confeccionar el itinerario. Nos ayudaron mucho con sus consejos y experiencia previa, las paradas,  los kilómetros posibles, incluso el tema de las mázinguer… Si no llega a ser por ellos, seguro que habríamos metidos muchas más patas …

6 comentarios en “Camino de Poniente de Cádiz 2017

  1. Hermana…. como siempre lo has bordado. No puede estar mejor explicado y documentado, está claro que si no es por ti, yo con mi memoria de Dori, lo habría cambiado todo de sitio y me habría saltado más de una playa…Ayyy que suerte la mía de llevarte a mi verita….!
    Creo que poco poquísimo puedo añadir a tan magnífica exposición de la experiencia. Solo, recalcar, una vez más, que si eran bellos los paisajes, más bellas eran las mujeres que me acompañaban. Magníficas, fuertes, luchadoras, valientes, intrépidas, orgullosas, constantes, optimistas, alegres, divertidas, y rebosantes de amor. Las playas, los pinos, el mar… siempre estarán ahí, pero no volveré a disfrutarlos del mismo modo si no estoy rodeada de tan maravillosa compañía. Hay que tener un corazón muy grande y muy dispuesto para entender esta experiencia, no se limita a alcanzar un objetivo, una meta, es cada segundo, cada chiste, cada comentario, cada respiración, cada una de nosotras transmitiendo y recibiendo, es un conjunto de vivencias de todo tipo, y hay que estar rodeada de las personas adecuadas. No imagino otro camino sin vosotras. Gracias, gracias, gracias.

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  2. Querida amiga,

    ¡Magnífica exposición!, ordenada en el tiempo, trabajada, bien descrita, dinámica, divertida… Lo que más me ha gustado es el haber sabido plasmar en tan poco espacio, 4 días de intensas vivencias junto a 3 maravillosas personas.
    Hemos sido capaces de soñar y lograr un objetivo, sobre todo, gracias a ti cariño, a tu fuerza, a tu ¡vamos a intentarlo, a tu locura… pese a las adversidades atmosféricas… Cádiz salió volando y se ofreció sólo para nosotras, cada rincón, playa, acantilado, camino, cada lugar… Muchas veces he pensado que tuvo que existir ese tremendo temporal no sólo para poder terminarlo (ya que con buen tiempo, las paradas y los baños habrían brillado por su presencia) algo normal…, si no para que pudiésemos disfrutar «a solas» de tal ¡maravilla del planeta!
    ¡Gracias por este viaje y como ya te he dicho muchas veces, ¡yo contigo haría todas las travesías del mundo! ¡Me siento increíblemente afortunada de haberos disfrutado y de tener una amiga como tú!
    ¡¡Te quiero!!

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