12 septiembre 10:08

Estamos en el río Sekonyer, en Kalimatán, o Borneo de Indonesia.

 

 

Hemos hecho una parada para ver los orangutanes comer. Les alimentan una vez al día, pues se están quedando sin alimentos en la selva debido a la tala del bosque tropical, producida a su vez por las compañías de aceite de palma. Cada vez tienen menos y menos territorio.
Les dan de comer, los mismos de la fundación orangután, así que habrá que suponer que es bueno para ellos, para su supervivencia. Aunque no puedo dejar de pensar en la de veces que nos han advertido sobre las consecuencias negativas de alimentar a los animales salvajes. Se volverán vagos? Olvidarán cómo encontrar su propia comida, una vez dejen de alimentarlos?

La verdad es que el espectáculo es fantástico! Nos mantienen a una distancia de unos 5 a 8 metros, y desde ahí podemos verlos llegar bajando desde los árboles, subiendo a la plataforma, donde el ranger les facilita una montaña de plátanos y cuencos de leche. Se los comen con verdadero deleite, agarran los cuencos con las dos manos y los beben como si fuera sopa, cuando no meten la cabeza en el cuenco, como harían antes de emular a los humanos al beber.

  
  

Es hermoso verlos tan de cerca, incluso teniendo presente que es una presencia en cierta forma comprada. Sin embargo, también hemos tenido la suerte de verlos en plena libertad. Era una familia de 5, dos madres y dos crías, y un adolescente. Bajaron de los árboles frente a nosotros y se pusieron a caminar. Llevaban el mismo camino que nosotros. Los seguimos un poco, y no se molestaron. Miraban hacia atrás de cuando en cuando, pero sin miedo, más con curiosidad.
Hasta que decidimos adelantarlos. Entonces pasamos muy muy cerca de ellos. El bebé orangután extendió la mano pidiendo la cámara de fotos de Nan. Curioso por ver qué era eso que brillaba y emitía sonidos.
Fue precioso verlos tan de cerca. Son un 95% humanos, están muy cerca de nosotros. Y realmente cuando estás con ellos, sientes esa hermandad.

 

 

 

Y ya por la tarde…

La excursión, que aún no ha terminado, está siendo preciosa.

Llegamos en avión a Pangkanlan Bun y allí nos esperaba Jrien para traernos a Kumai, donde embarcamos en su barco, para estar todo lo que quedaba de día de ayer, la noche, y todo el día y noche de hoy sábado. Remontar el río Sekonyer , y visitar el Parque Natural Tanjung Puting. Mañana domingo volvemos por la mañana en avión a Java.

 

 

 

Curiosa también nuestra llegada, olvidé contarlo! Nos tuvieron 5 horas esperando en el aeropuerto de Yakarta, por lo que nos dijeron era ceniza del volcán en suspensión. Una putada, porque eso nos hizo salir de excursión a las 15:30, en lugar de a las 10:30 como teníamos previsto. La cosa es que cuando llegamos a Kalimatán, Jrien, nuestro guía, nos explicó que no se trata un volcán, sino del humo causado por los numerosos incendios en el bosque, para quemar selva para más plantaciones de aceite de palma. Me quedé conmocionada! La llegada fue tremenda: el avión tuvo que estar 30 minutos (aparte del retraso previo), dando vueltas alrededor del aeropuerto, para asegurarse de que tenía visibilidad. Y es que al llegar y bajarnos del avión realmente parecía que estábamos metidos en una nube de humo. Desde el aeropuerto hasta el puerto, vimos numerosos fuegos. Flipé al saber que cada cual hace con su tierra lo que le place. Que si es privado, no tienen obligación de proteger el bosque, que ellos deciden si se lo venden a las multinacionales palmeras para producir aceite. Incluso si hay orangutanes en su territorio. Me transporté a mi tierra y comprendí que, pese a todos nuestros defectos, hemos dado grandes pasos en cuanto a protección de nuestro entorno. Afortunadamente, en España la propiedad privada no tiene un sentido ilimitado, y está sometido a ciertos límites, como el beneficio medioambiental. Y no hay duda de que la protección del orangután, que sólo existe aquí en Borneo (parte Indonesia, parte Malaya, parte Brunei), y en Sumatra (Indonesia), bien merecería que las autoridades pusieran de su parte para asegurar su supervivencia. Al parecer, dos tercios de su hábitat ya ha sido colonizado por las plantaciones de palma. Destruyen sus árboles, destruyen su sustento alimenticio, y la población disminuye drásticamente. En los últimos 20 años hemos perdido un 90% de la población de todos los orangutanes que existían en la tierra. Terrible.

Conmovida con esta realidad, y sabiendo que Europa es principal importadora de aceite de palma, vuelvo dispuesta a mirar muy bien qué alimentos la contienen. Creo que margarinas, cereales, chocolates, pero también jabones y detergentes…

En fin, tras esta reivindicación (sorry, I can’t help it), me dispongo a disfrutar de mi paseo nocturno por el río. Estamos buscando un sitio donde haya monos, para despertarnos con sus ruiditos por la mañana. Esto está minado de monos macacos y de cola larga y nariz grande, estos últimos endémicos de Borneo. Hoy, bajando el río, en solo un par de horas, hemos contado unos 162! Y no más, porque se hizo de noche!

 

Y vamos a por nuestra segunda noche!

Y a la mañana siguiente…

Dormir en una barcaza de madera, en cubierta, con una tela mosquitera como dosel, con todos los sonidos imaginables de la selva alrededor, despertar a las 5, con el alba, rodeada de monos narigudos. indescriptible…