Hoy, 25 de agosto de 2016, sacudida aun por las recientes noticias del terremoto en Italia de la madrugada de ayer, en el que ya han fallecido más de 247 personas, escribo esta entrada del blog con mucho dolor.
He oído en la radio que entre las víctimas se encontraba una chica española, recién casada, Ana Huete, que fue a pasar sus vacaciones allí con su marido italiano. Y he llorado al sentir el desgarro de sus esperanzas rotas, una vida truncada, como tantas se han truncado por la fuerza despiadada de la tierra. Siento el dolor de todas esas familias, madres, padres, hermanos, amigos, colegas, a las que la vida les ha dado un giro inesperado, y ya nunca volverán a ser los mismos, o que ya ni siquiera serán…
Hoy me dueles mucho, mi querida Italia.
8 de agosto de 2016
10:52, sobrevolando algún lugar del mar Mediterráneo
Y comienza una nueva aventura, el marcador está a cero: nuevos lugares por conocer, nuevas obras de arte que admirar, nuevos sabores y olores, nuevas experiencias. Esta vez, acompañada de mi amiga Raquel, mi alter ego en éste, el primer verano del resto de mi vida.
Italia siempre es una buena opción. Nuestro país hermano nunca decepciona.
Llevo mucho tiempo queriendo hacer este viaje: Nápoles, Pompeya, la Costa Amalfitana, y el tacón de la bota italiana: Puglia, la Italia más sureña y profunda. Estamos deseando ver sus pueblecitos, sus costas, sus fiestas, experimentar la tarantella. Pasaremos también dos días en la ciudad eterna, Roma, que puedes visitar 1000 veces y nunca tienes suficiente. Hemos diseñado un recorrido que va a tener de todo un poco: mucho monumento, mucho obra artística y ruina, mucha costa y mar, gastronomía, y también buena compañía, pues coincidiremos con mi amigo David, florentino, y su novia Ana, en Nápoles, y con Francesca, en Lecce. Nada mejor que ir con nativos para descubrir un lugar. Me siento tan afortunada!
Roma, due giorni
Llegada a Fiumiccino, qué excitación en el aeropuerto, con las mochilas súper petadas, y la bolsa extra con la tienda de campaña, viajito low cost, adaptado a los tiempos que corren.
Llegada a Roma y tacatá, primer capuchino esperando las maletas, delicioso!!!! Seguramente no sea el mejor que pueda tomarse, pero qué bien sabe el primero! Luego, expresso a Termini, metro, y nos dirigimos a nuestro hotel cerca de Piazza Barberini, súper bien situado, La Piccola Maison. Cuando llegamos nos encontramos con la sorpresa de que nos han cancelado la reserva y lo han cambiado por otro alojamiento La Maison Trevi, aludiendo como motivo del cambio que se ha roto una tubería. Directamente anulan mi reserva y me la realizan en otro, puede ser que para ahorrarse el tener que pagar su comisión a Expedia??. Qué mal pensada soy : ). Nosotras sin embargo seguimos pagando 90€ por dos noches (que no está nada mal, por cierto).
No tiene importancia el cambio, este sitio está muy bien también. El hotelito es un piso reformado con 4 habitaciones y una pequeña recepción. Lo justo en tamaño, pero cómodo, limpio, y moderno. Y la señora que nos recibe, encantadora.
Primero fuimos a comer, o más bien merendar, a un sitio que nos recomendó precisamente ella, que estaba en Vía Sicilia 170, que nos gustó mucho, buenísima la pasta!! Se llama Brancaleone. Exquisitos los canelones rellenos de ricota y espinacas, y los fideos gordos con salsa de trufa! Mmmmmmmmm. Eso sí, fuimos andando y tardamos una etermidad…
Tour por Roma: Plaza de España (en proceso de reforma), Fontana de Trevi (agobiante de gente!), Pantheon (ah, qué belleza tan exultante!!!), Piazza Navona, Campo di Fiori… Pues sí, especialmente bello el Pantheon. Le han puesto una iluminación tenue que lo hace más interesante de noche, si cabe. Espectacular la fuente y la iglesia de Piazza Navona, Bernini versus Borromini, duelo de genios barrocos.
La Mattina, picola colazzione en Pepy’s Bar, Piazza Barberini, que de precio no ha tenido nada de picola, 9 pavos por un café, un zumo y un pequeño sandwich de espinaca y queso, una barbaridad lo caro de Roma. Me querían cobrar un euro por un vaso de agua del grifo. Amazing! Le he dicho que ya si eso bebo en el hotel del grifo del baño…
Visita al Coliseo. Abrumadora la cantidad de gente, todos los que estaban ayer en la Fontana de Trevi se han venido hoy aquí con sus familiares y amigos. Ha hecho un calor de morirse, pero bueno, esto es Roma en agosto. Cómo tenían que estar los romanos en los juegos, ahí con sus hornillas haciéndose la comida entre espectáculo de lucha de animales y otro de gladiadores. Aunque cuesta trabajo sumergirse en la magia del túnel del tiempo, cuando ni siquiera puedes hacer una foto sin que salgan 4 notas por detrás… Pero lo intentamos. Aquí se llegaron a sacrificar 10.000 animales en unos juegos que duraron 107 días en la época de nuestro paisano el emperador Trajano. Pobres animales. Discutíamos Raquel y yo sobre la procedencia de las bestias. Ella piensa que seguramente provengan de cría. Yo opino que se cazarían fácilmente en tierras conquistadas y se venderían al imperio. Toda una industria comercial entorno a los sádicos juegos. Alguna aportación al respecto?
Seguimos pasando un calor tormentoso. Ahora empezará la visita guiada al hipogeo, a ver qué nos cuentan…( en italiano).
Algo más tarde:
La visita en italiano fue muy interesante, pero cuando nos cruzamos con el grupo de españoles que subía del hipogeo, nos confundimos entre la gente e hicimos un pequeño trueque de grupo. Las guías van las pobres tan overbooking que ni se coscan, y para nosotras, que nos expliquen el sistema de cisternas, de elevadores para los animales, y de cómo se organizaban en sus celdas los gladiadores y los esclavos, en nuestro idioma materno, pues mejor, claro.
Tras una parada para comer en el Ristorante Cleto, cerquita del Coliseo, Via del Buon Consiglio, debemos visitar una de las obras cumbres de Miguel Angel, El Moisés. Una belleza de bloque marmóreo imponente. Por la tarde hemos ido a dar un precioso paseo por el Trastévere. Cruzamos el río Tiber, por el puente más alejado de la isla Tiberina, vimos pájaros sobrevolando el agua y el verdor. Veníamos de ver la boca de la verita, que es algo … poca cosa. Estaba cerrada la verja, claro. Había unos cuantos turistas haciendo fotos. Enfilamos la calle principal del Trastévere, visitamos por supuesto Santa María in Trastevere, una de las iglesias más bellas de Roma, a mi parecer, por dentro y por fuera. Y encontramos, como de casualidad (ah, no, que venía recomendado en la guía…), un bar estupendo para tomar un (o unos) Spritz, Bar San Calisto, en Piazza di San Calisto, 4. Ahh, qué buen rato hemos echado allí. Pocos sitios tan cercanos como ese hemos encontrado. Es la otra Roma, más amable.
Cenamos las bolas esas de papata que venden por las calles, y un trozo de pizza al taglio, y nos pegamos un pedazo de paseo por el río, que está rodeado de puestos callejeros, bares, puestos de comida. Ambientazo veraniego. Es casi como la sevillana velá de Santana, pero en tiberino.
Nos despedimos de Roma con una buena paliza en lo alto, pero con mucha satisfacción por haber visto tanto…
11 de agosto de 2016, Herculano
Llegamos a esta zona de la Región de Campina ayer, en nuestro flamante citrôen C3 recién alquilado, y decidimos probar suerte en alguno de los campings que bordean las ruinas de Pompeya. Al final, camping Pompei, un viejo , destartalado y no muy limpio recinto, que nos ofreció al menos una buena parcela con sombra. Ayer fuimos a visitar Pompeya la nueva, la ciudad que ha nacido a la sombra de las ruinas arqueológicas, y paseamos por sus calles ordenadas llenas de restaurantes con menús para turistas, y decidimos comprar algunos quesos, pan integral, un viaje de rúcola , tomates, berenjenas y alcachofas aliñadas, aceitunas y algo de fruta, y mortadela para Raquel, y nos montamos una súper cena en el camping, a la italiana. Mientras nosotras nos comíamos esos manjares, los mosquitos nos comieron a nosotras, al menos a mí; estos mosquitos italianos me tienen frita…
Apacible noche, y accidentado despertar: todo los trabajos de limpieza que no han hecho en 20 años parece que los concentraron de 6 a 7 de la mañana. No importa, la visita a Pompeya bien merece madrugar. Llegamos por una puerta a las ruinas, sobre las 9:15 am. Nuestra intención era alquilar una audio guía, y como suele suceder en Italia, nos mandaron como ovejas hacia adelante, sin querer responder a mi demanda de información. Maltrato turistil. Entramos sobre las 10:00. Hicimos una primera incursión a las ruinas sin norte, como pollos descabezados. Por supuesto, perdimos una hora más en encontrar por fin el puesto de audio guías, que estaba realmente cerca de donde empezamos. Las 11.00. Ya he tenido episodios similares a este en otras ocasiones en Italia. Están tan acostumbrados a recibir turistas, somos tantos y tan previsibles (porque no vamos a dejar nunca de ir), que no merecemos la mínima cortesía. Una pena.
A las 11:30, audio guía en mano, nos disponemos a hacer la visita, por fin, cuando empiezan a caer unas gotitas que pronto se convierten en gotas del tamaño de melones. Acurrucadas bajo unas piedras del templo de Apolo, o quizás bajo el mismo Apolo, ya no sabría decir, dejamos que la tormenta transcurra, ya mojadas como pollos, con frío, pero esperanzadas de que sea rápido. Unos 30 o 40 minutos más tarde decidimos atrevernos a salir de nuestra precaria pero imperial guarida, y empezamos de una puñetera vez la visita, caladas, con frío, y un poco de mal humor, para qué negarlo… Pronto descubrimos que había un buen puñado de mejores sitios para guarecerse a 300m de donde estábamos: todas las viviendas de vía Abundanzza, listas para acogernos cálidamente, con sus bellos frescos y sus gruesos y calentitos muros. No importa. Los frescos, los restos, las viviendas, las ninfas, se merecen todas las incomodidades por las que hemos pasado. Pero es cierto que la visita a Pompeya no fue especialmente amable.
Nos quedamos sin ver algunas cosas muy importantes, pero será que tenemos que volver. La ciudad es espléndida!
Decidimos darle una segunda oportunidad al mundo antiguo haciendo la visita de tarde de Herculano. Y esta vez acertamos. Fuimos de 5 a 7, y lo vimos ordenadamente, con una buena temperatura y un cielo despejado. Nos fascinó, nada más entrar, descubrir en la zona de la antigua línea de playa cómo han dejado los cadavéricos restos de los cientos de personas que allí murieron el día de la erupción, al parecer por inhalación de gases. Fue un 26 de agosto de hace más de 2000 años, y está todo tan intacto, que es fácil retrotraerte en el tiempo, sobre todo en Herculano, con mucha menos gente que en Pompeya; allí puedes quedarte sola en las casas donde se conservan las tinajas de comida, o las puertas achicharradas, o una cama…
Esta noche nos hemos encontrado con David, mi querido amigo erasmus, y Ana, su linda novia madrileña, que están de visita por Campania. Hemos ido a cenar a un sitio de pizzas en Herculano, porque aquí es lo que hay que comer: pizza pizza y pizza. Las mejores pizzas del mundo, según David. La mía, de tonno y chipolla, estaba de muerte!!!! El sitio se llama Pizzería Luna Caprese, en Via Quattro Novembre 68. Pizza 5 euritos. Riquísima. El sitio, cutrecillo.
Alojamiento en Herculano: Bed and Breakfast Santa Caterina, en Corso resina 146, que a modo de, al parecer, todos los de su clase aquí en Italia, sólo ofrece «bed», pero no «breakfast». Muy recomendable la pensión, limpia, baño individual, amabilísima la señora, y encima nos dio una habitación grandísima, podían correr allí los caballos. Por solo 39€ la noche. Estupendísimo. Una de bed and breakfast, una de camping…
13 de Agosto de 2016. Nápoles, catacumbas de San Genaro
En la entrada de las catacumbas, esperando entrar.
Ayer hicimos visita a Nápoles, sobre todo al magnífico museo arqueológico, donde pudimos por fin ver todos esos frescos y mosaicos que faltan en Pompeya y Herculano. Magníficas estatuas griegas y romanas, y restos de tesoros de bronce, vidrio y cerámica de las excavaciones de Campania, y de otras partes de Italia, como las termas de Caracalla. Impresionantes la colección de estatuas de mármol, el hércules y el toro Farnesio, los corredores, las bailarinas, el atlas farnese, que sujeta la bola del mundo, la exposición de arte grecorromano y naturaleza, y la colección «el gabinete erótico» con piezas altamente sugerentes, tan humanos ellos también ; ). Las colecciones de escenas nilóticas que estudié en su día en historia del arte, en la Escuela, también la batalla de Alejandro Magno contra Darío, que me cayó en un examen! La obra de Sosos de Pérgamo, los mosaicos helenísticos… Después de estos tres días de inmersión en esta época , me siento más próxima a ellos. Me han entrado enormes ganas de leer más, de saber más, conocer esa cultura que es nuestra raíz. Qué grande y bello y humano y sencillo y elegante y verdadero el mundo clásico.
La gastronomía es en Nápoles mucho más apetitosa y asequible que en Roma. Aquí hay puestos callejeros por todos lados donde te ponen unas pizzas al taglio de chuparte los dedos. También el café es de una calidad excepcional. Los desayunos por fin no pasan de 4 €. La fruta, los cítricos, ¡buenísimos!
Anoche cenamos con David y Ana en el lungomare, en un restaurante estupendísimo, Fresco, Via Partenope, 8, donde comimos mejillones, pasta con frutti di mare, penne con pez espada y aceitunas negras, y calzones y pizza, ellos, y mucho vino blanco y cerveza Purotti Waiss, riquísima. Y sorbete de limón también riquísimo. Unos 28€ por persona, ha sido lo más caro por ahora, ¡un caprichito por estar en Nápoles!
Esta mañana hemos desayunado en Anna Bellavita, al lado de Piazza Garibaldi, en Via Cesare Rosaroll: el capuchino más bueno que he tomado en mi vida, media palmera de hojaldre de chuparte los dedos, y un zumo de naranja absolutamente exquisito: 4€. No entiendo como aún no está en Trip Advisor, la verdad. Voy a escribir una reseña ahora mismito.
Hemos ido en bus a visitar las catacumbas de San Genaro. Yo es la primera vez en mi vida que visito unas catacumbas, y me he sentido algo decepcionada. No sé qué imagen infantil y romántica tenía yo en la cabeza, de pasadizos laberínticos, y cadaveras escondidas. Me he encontrado unos túneles bastante bien iluminados y conservados, unos frescos muy interesantes, y una guía italiana pelma que se ha pasado la mitad de la charla contándonos las bondades de invertir en su Fundación para promocionar el seguir encontrando hallazgos catacúmbicos. Lo mejor ha sido el paseito en bus por Nápoles y volver medio a pie medio en metro. Pasear por las calles napolitanas, orientarte bajo sus tendederos llenos de ropa. Subir de una planta de la ciudad a otra por un ascensor en medio de la nada. Comprarte unas uvas riquísimas en un puesto callejero. Chalar con la gente de allí que pasea a sus perros.
El hotel, muy bien también. B&B Napoli, en plaza Garibaldi, por 55€ la habitación doble, cama comodísima y amplia, baño suficiente, instalaciones estupendas tras el camping… (Me voy ya que nos vamos hacia Apuglia!!!!)
16 de agosto de 2016, Puglia
Llevamos dos días en esta región de Italia. Una región diferente. Estos italianos sureños son mucho más parecido a nosotros, geográficamente parecida a nuestra costa de Andalucía, quizás más por la parte de Levante, y parecido también a las Baleares. Y parecida su gente, bulliciosa, muy campechana, sencilla.
El primer día viajamos toda la tarde y pasamos la noche en un camping pasado Brisccia, a unos 100 km de Lecce. Menos mal que encontramos ese camping después de preguntar en tres, dos de ellos llenos, y un tercero donde querían cobrarnos 41 euros por pasar unas escasas 8 horas. Le dijimos al individuo en cuestión, que antes nos quedábamos a dormir en el coche, que qué se había pensado… En éste nos cobraron 30€. Qué risa la gente del camping bailando al son del animador, niños, mayores, con el altavoz a toda máquina hasta la 1am. Barato el restaurante, por fin nos cobran 2 € por una cerveza. Y 2,5€ por desayunar. Bravo. No me olvidaré de la gente de ese camping. Un camping ofrece una radiografía muy veraz de la sociedad que visitas. Sentarte en la terraza con tu birrita, y ver pasar a la gente del camping, una gozada. También Raquel y yo éramos objeto de miradas, por supuesto. Tendríamos pinta de guiris seguro, qué percepciones encontradas.
Dormimos tranquilas, hasta que a las 9 llegó el súper grupo con cacho de tiendas y se pudieron a hacer ruido, inflando las colchonetas, sacando sillas. Salimos de la tienda como zombies. A por el café da matina, el capuchino y el bollito de turno (en las tostaítas no se nos parecen en ningún sitio de Italia… ni del mundo).
Y luego, rumbo a Otranto, donde por fin nos encontramos con Francesca, que nos ha acogido en su casa, en Martano. Francesca es amiga mía de hace años, la conocí a través de mi amiga Cristina, con quien compartió piso en Sevilla. Es una trotamundos, y una persona encantadora. Quedamos con ella en un sitio increíble, Puerto Badisco, donde nada más llegar nos zampamos un Pezzo, en el bar Skile (creo que se llamaba). El pezzo es un bocata pero con pan de pizza. Increíble de bueno el mío, de berenjenas, calabacín y pimientos a la parrilla. ¡Y al mar! ¡Qué mar!!! ¡Qué agua!!! Por fin pedazo de baño entre rocas calcáreas, hermosísimo el sitio, el agua transparente. Eso sí, aquí en Italia, en agosto, en la playa hay gente por castigo. Siempre lleno de gente. Difícil acomodar tu toalla. Ya sea en roca o en playa.
Por la noche fuimos a Lecce y asistimos al concierto del Taranto, que promueve la cultura de la tarantela y la pizzica, un tipo de baile y cante que surgió hace unos 60 años a raíz de las picaduras de araña que atacaban a las mujeres campesinas mientras recogían el grano de trigo. Hacían este baile espasmódico mientras los hombres tocaban la pandereta y hacían cánticos, y como si fuera un exorcismo, supuestamente el veneno de la araña iba saliendo de su cuerpo a medida que la mujer se iba moviendo. Más tarde fue evolucionando y se convirtió en un baile de seducción entre la mujer, y el hombre que trata de conquistarla. No me ha quedado claro, eso sí, qué lugar ocupa en toda esta historia la pizzica. ¿Vendrá también de las picaduras? ¿Y el baile que hacen los hombres, tipo capoeira, qué tendrá que ver con las arañas?? Traté de averiguarlo varias veces, pero fracasé en el intento. En cualquier caso, aquí debe de haber escuelas que enseñan estas danzas, porque en Lecce las parejas que bailaban por la calle, en corrillos, espontáneos, estaban muy coordinadas. Me recordó al tango, un baile muy ensayado que requiere un grado de técnica, pero que también tiene un alto componente de improvisación y frescura. Los músicos con panderetas, violines, incluso un acordeón y cánticos, acompañaban a los bailarines, que iban saliendo por parejas, de forma espontánea, cuando se hubo acabado el concierto «oficial», para dar paso a la noche de la taranta. Esta noche volveremos a visitar otro similar en otro pueblo, qué suerte tenemos!
Hoy Francesca nos ha invitado a comer en su casa con sus padres. Increíble la comida casera! Ragú ( salsa de tomate con carne hecho a fuego lento durante toda la mañana), con pasta casera, yo tomé la pasta con tomate y mozarella, riquísima; carpaccio de carne de caballo con queso grana padano y rúcola (tampoco lo probé, 😬); peperonnata, que debe ser como nuestra pimentada, pero además le ponen menta al aliño, y ajo. Muy rico! Y mozarella y lechuga. Y de postre helados deliciosos!!! El helado aquí supera todas las expectativas imaginables, podría pasarme la vida comiendo helado de pistaccio aquí. Es algo sublime.
Ayer por la tarde fuimos a Otranto, precioso pueblo costero con un castillo medieval y mucha vida, sacaban al santo de procesión, con misa, cura rezando, señoras pías, cánticos y fuegos artificiales. ¡ Vamos, casi como estar en España!
Hoy hemos venido a Sant’Andrea, donde hay acantilados y farallones y un mar azul increíble. Sopla la tramontana, por lo que no apetece bañarse. Y después, playa, cerca, en la «Torre de l’Orso». Aquí, como ya he contado, es difícil poner la toalla, pero yo lo he conseguido. El sol está al revés, esto es levante y son las 18:38, pero en el extremo de esta preciosa y concurrida playa, había unas piedras que me estaban esperando para que pudiera escribir esta crónica. Y ya lo he hecho!
Ya solo quedan dos noches, y vuelta a casa. Esta noche en Torre Paduli promete: pizzica y tarantela. Mañana iremos al Gargano, al sur de Puglia, a encontrarnos de nuevo con David y Ana.
17 de agosto 2016, 8:54 algún sitio del Gargano, Puglia
Esta zona de Puglia es bellísima. Llegamos ayer atravesando campos de olivos y salinas junto a la costa. Antes visitamos Alberobello, el pueblo trulli, que tiene unas construcciones típicas de aquí , los trulli, cilíndricas en su base y con tejado de cono, que recuerdan las casas de los pitufos. Pero lo más remarcable es el paisaje de suaves colinas y campos frutales de los alrededores. Y un tiempo buenísimo.
Al atardecer fuimos a Manfredonia, típico pueblo costero con su castillo frente al mar, su plaza con balconada de arcos, torre de iglesia, calles empedradas, cenamos en La Locanda del Torrione, Via delle Antiche Mura, 74, muy bueno y bien de precio. Y nos alojamos con Ana y David en un agroturismo más al norte, cerca de Mattinata: Tenuta Santa Maria, Contrada Santissimo, 3, Mattinata, un sitio precioso para pasar tres o cuatro días de vacaciones.
El Gargano es una península al norte de Puglia que es casi toda Parque Natural, está cubierta de bosque y montaña, y sus costas son escarpadas, y con calas, a veces demasado inaccesibles, a veces incluso privatizadas (por imposibilidad de acceder a ellas si no estás alojado en el hotel preciso). Pero nos ha encantado tener la oportunidad de visitar esta zona, que ha sido todo un descubrimiento.
Ya en casa…
Tengo que hacer una mención expresa a las granizados que nos tomamos en Peschici, un encantador pueblo al norte del Gargano, que visitamos ya el último día. No recuerdo el nombre del sitio, pero está en la calle principal, y pone «especialidad en granittos) o algo así. Los había de limón, naranja, melón, menta… y hasta de almendras, que por lo visto son típicos de Sicilia. Tres veces que he estado en Sicilia, y no los había probado. ¡Mamma mía, qué riquísimos!
Esa última tarde Raquel y yo, en el camino volviendo a Roma, vimos el atardecer en el Gargano, a la altura del Lago di Varano. Es una de las puestas de sol más bonitas que he visto en mi vida. Mientras, David y Ana a unos 3 km, hicieron esta foto a un trabucco y al mar, cerca de Peschici, en la cala en la que han convertido estas redes tradicionales, en un restaurante. El Gargano nos despide a los cuatro con imágenes que se graban en el cerebro.
Adiós Italia, la bellísima Italia que nunca nunca defrauda.

























la sorpresa, la alegria, la emocion al leerte. sin palabras. que alegria haber aprodado aqui.
Un abrazo reina. Me encanta este blog. te sigo.
Francesca, la del tacon de la bota.
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Francesca, cielo, millones de gracias
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